martes, 27 de julio de 2010

La Casa de la Troya.

Inaugurada en el año 1993, desde octubre de 2008 la Casa-Museo estaba cerrada por falta de recursos económicos. El impulso llevado a cabo por la Asociación de Antiguos Tunos Compostelanos, con la ayuda económica del Concello, la Universidade de Santiago y la Xunta de Galicia, ha logrado que el miércoles 15 de julio volviera a abrir sus puertas la antigua pensión de estudiantes recreada por Alejandro Pérez Lugín, al menos durante 6 meses y con el fin de integrarse en la red de museos de la ciudad. Tras tomarnos un refrigerio en la terraza de al lado, fuimos Pris y yo a hacer la visita guiada.


Es un bonito edificio de 168 metros cuadrados, ubicado en el casco histórico, muy cerca de la praza Cervantes. Cuenta con planta baja, dos pisos nobles, azotea y un sótano. Accediendo por la rampa al sótano, en donde antes estaban las caballerizas, se pueden encontrar imágenes de la primera película (1925, 3 horas, todavía muda) sobre la novela, que dirigió el propio Pérez Lugín pocos años antes de su fallecimiento, así como orlas, trajes, trofeos y recuerdos de tunas de otros países, etc. Todo muy bien conservado, se nota que con cariño.


Subiendo a las plantas, las anécdotas se suceden una tras otra: una orla de la Facultad de Medicina en la que figura Castelao como estudiante; el material médico que el protagonista, Gerardo Roquer, regaló a Panduriño, el estudiante de Medicina que se pagaba sus estudios tocando por los pueblos; antiguos pijamas y trajes de tuno; sala de respeto, atrapamoscas, etc., etc. Y una mesa repleta de ediciones de la que fue una de las novelas más célebres de principios del siglo XX, que describe las costumbres de la vida santiaguesa de finales del siglo XIX y, en especial, de su ambiente estudiantil.


La visita duró una media hora. Fueron entrañables las explicaciones acerca de cómo vivían los que, como yo, estudiaron en la Universidad de Santiago. Son inevitables las comparaciones y lo cierto es que da pena ver cómo la "cultura" del botellón, del piso cutre y el exigir derechos sin cumplir con deberes se ha apoderado de una parte de la juventud de hoy en día. Seguro tiene remedio y el recordar la compatibilidad entre estudiar y pasarlo bien puede ayudar un poco. No podía irme de allí sin llevarme la versión cinematográfica de 1959. 

5 comentarios:

Pris dijo...

Gerardo..... re-lee tu entrada! ;D

Juan dijo...

Carmiña... re-leida! Qué tal ahora? :-)

Pris dijo...

Muy bien! Ahora sí! Acorde a tus capacidades e inteligencia monumentaaaaal! :D

Juan dijo...

Mira que a don Servando no le gustaba nada el peloteo ;-)

Pris dijo...

Jajajaja ¡¡suspenso!! ... o ¡¡Aprobado!! ... es igual! ;D

(No tenía intención de peloteo!)