No era la primera vez que asistía a un concierto de Amaral. Por las fiestas del Apóstol del año anterior, ya había tenido ocasión de disfrutar de esa maravillosa voz en la praza da Quintana. Este año, con Calo y unos compañeros suyos del trabajo, tocó en el Obradoiro. Lleno total, con canciones clásicas y del nuevo disco, cercanos al escenario, fue para cerrar los ojos y disfrutar saboreando la música.
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