La sombra alargada...

¿Quién es? ¿Donde mira? ¿Por qué?

¿Tendrá algo que ver con El buen Pastor?

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¿O acaso es sólamente Javi que iba de boda?

... aunque no terminó bien del todo...

... porque algo nos pusieron en la copa. Lo mío puede parecer simple sueño, pero lo de Andrés refleja claramente que algo pasó: ese dolor de estómago, el ojo que parece que se le sale de órbita, la insuficiencia respiratoria... Como en La princesa prometida, mis muchos años por esos mundos de Dios me hicieron desarrollar un antídoto, pero Andrés... ay, pobre Andrés...

¿Quién pudo ser? Después de que el CSI examinara las pruebas concienzudamente, no había ningún tipo de duda: había sido ELLA.

Si la veis por la calle o en la facultad o en la cola del supermercado o en París o en Nueva York o en Viena o en Grecia o en Egipto o en Mallorca, no dudeis en detenerla y decirle: "pero Sonia, neniña, ¿como haces estas cosiñas a los amigos?"

Sábado 19, con Ángel y Avelino.

Recibí la llamada de Ángel Burke, que se iba a dejar caer por Santiago. Como siempre, interesantísima conversación durante nuestro paseo en búsqueda de un sitio para cenar. A Nosa Casa fue el elegido y allí continuamos desentrañando la realidad del cómo el gota a gota de unas buenas ideas son capaces de influir decisivamente en políticas públicas que fomentan el Estado del Bien-Ser como presupuesto imprescindible para que el Estado de Bienestar no se convierta en una suplantación definitiva e irrevocable de lo que al ciudadano responsable y libre le corresponde como tal.

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De allí nos fuimos al Moore's, a establecer relaciones de confraternización con las irlandesas mediante el lenguaje visual, que tiene su jugo especialmente cuando se sabe levantar una sola ceja. Y -¡por fín!- apareció Avelino el Magno, que había respondido raudo y veloz a nuestro desesperado S.O.S. ante tanta fémina suelta.

Después de la cerveza, tocaba el cubata, con lo que nos desplazamos al Leblon, en la zona vieja, lugar en el que Avelino, primus inter pares, inició una fugaz maniobra de aproximación hacia la mejor de las candidatas, sin tener en cuenta ni respetos humanos ni temores de ningún tipo a la diferencia idiomática: "Hola, ¿Qué tal?".

Me hubiera gustado tener de recuerdo la imagen gráfica del Edmund Burke español moviendo el esqueleto, pero era tanta su simbiosis con la buena música del Leblon durante la satursday fever's night que me fue imposible: todas las fotos me salieron movidas. Pero bueno, a falta de esa, qué mejor que esta otra de los tres:

www.fundacionburke.org/

... y también la noche...

Ya pasó un año desde que Calo, Miguel y yo anduvimos por las atracciones de la Alameda durante las fiestas de la Ascensión. Esta vez no nos subimos al Saltamontes ni a ninguna otra, pero Sonia, Andrés y yo no queríamos despedirnos de las fiestas sin al menos darnos una vuelta por allí y tomar unos churros.

Quedamos tarde, pasada la una de la mañana, para ir a la explanada en donde había un concierto. No estaba nada mal y después de escucharlo un poco, nos fuimos a contemplar ese curioso fenómeno cultural llamado Botellón. Muchísima gente había esa noche, la prensa al día siguiente dio la cifra de 30.000 jóvenes.

Aquí Andrés, haciendo de Chiquito de la Calzada.

Y yo, en plan Master of Universe, delante de la impresionante noria, llena de colorido, aunque al final no me atreví a subir. Por lo que me dijo otro día Thierry, llegaba un momento en que se notaba claramente la velocidad y, aún parada, el viento que hacía a más de 60 metros de altura.

Disfrutando la tarde del jueves 17...

Con la estupenda tarde que hacía, decidí ir a darme una paseo por la Alameda y, después de tomarme unos churros mientras curioseaba las distintas atracciones y contemplaba los 62 metros de la noria más alta de España, qué mejor plan podía haber que retirarse a descansar a una terracita acompañado de buena lectura y una cerveza fría, plan al que se incorporaría poco después my friend Miguelón, con el que tuve una larga y amena conversación acerca de los contenidos del último ejemplar de la revista Chesterton.

El calor y la suave brisa hacían obligatorio el ritual del callejeo por la zona vieja. Y para allí nos fuimos, en busca también de algún sitio donde nos pusieran tapas abundantes.

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Aquí en la Raiña, junto al pequeño padawan:

Y aquí, antes de entrar en el San Jaime.

Buen viaje, Claire.

Unos días antes, Claire ya nos había comunicado la fecha de su vuelta a Kansas, con lo que me pasé el sábado 12 por el Moore's, donde habíamos quedado para tomarnos los últimos chupitos a su salud. ¿Cuántos fueron? Desde que la conocí el día de St. Patrick's con el gorrito verde de Guiness puesto... ejem, ejem... unos cuantos.

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Una fotito para el recuerdo:

Y una segunda, antes de irnos para el Da Vinci, a donde llegamos medio congelados por el frío que hacía en la calle.

¡Buen viaje y hasta la vuelta, Claire!

Jueves 10, elección de Miss Erasmus en el d3.

Llegó el jueves, día en que estaba anunciada la elección de Miss Erasmus en el d3 y ¿cómo podía faltar yo a esa cita? Además, siendo cliente habitual, conociendo a quien organizaba el certamen y por motivos de confraternización vecinal, bien podría conseguir que me nombraran parte del jurado. No fue así, pero casi...

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La noche no acompañaba -llovía un poco- y hacia las doce me pasé por el Toural, donde era la pegada de carteles de inicio de la campaña electoral. Me encontré -¡como no!- a Agustín, Luis y Thierry, con los que estuve conversando largamente sobre lo que nos había llevado hasta allí. No podía estar mucho tiempo ya que había quedado con Sonia y Andrés. Llegamos al d3 y el local todavía estaba medio vacío, con lo que habría que volver más tarde. No obstante, aún estuvimos un buen rato en la puerta con Thierry, por aquello de si entraba alguien interesante.

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Hacia la una y media ya empezó a llegar la gente. Yo había quedado con Szymon, que me había avisado por sms que se pasaría y que me estuvo explicando con todo detalle su muy bien aprovechado viaje por Asturias y Cantabria.

Después llegaron Chiqui y el Príncipe encantador de Shrek, si bien decidieron irse un par de horas hacia la zona vieja vista la proporción de 10 hombres por cada mujer que había en el local.

Aquí con Gosia, chica polaca amiga de Szymon, y candidata 48.

¡Qué alegría! ¡Abel por el d3! Ya le había visto otras veces por allí, pero siendo tan majete como es, uno nunca se cansa de encontrarse con él. Tenía buenos motivos para estar especialmente contento. ¿Por qué? Más adelante, la respuesta.

La siguiente foto, políticamente incorrecta para quien me conozca, no lo es en absoluto: en mi familia somos muy besucones y nos besamos cuando nos vemos sin ningún tipo de respeto humano. Lo hacíamos cuando eramos niños, lo seguimos haciendo ahora y lo haremos cuando llevemos bastón. ¡Toma besote, primito!

Y aquí está la respuesta de por qué Abel estaba tan contento ese día: sus buenas relaciones, su don de gentes y un enchufe del copón que tenía a través de la llamada Paquito conexion, lo habían llevado a auparse al puesto de Miembro del Jurado más Carismático. Como MJC su labor iba a ser fundamental esa noche: de él dependía, en parte, el futuro de muchas féminas ilusionadas con dar el paso a la fama, en principio todas ellas participantes del programa Erasmus.

Y aquí con la ganadora de Miss Erasmus 2007. ¿Tongo? ¿Ausencia de candidatas suficientes? ¿Confusión con la elegida Miss Simpatía? Para gustos... colores, pero lo cierto es que... ¡era de Méjico!

Mas fotos en http://www.erasmuscompostela.com/

Arte contemporáneo.

El martes 8, por la noche, decidimos ir Dori, Mateos y yo a contemplar algo de arte contemporáneo, por aquello de ver si eramos capaces de desentrañar el significado de las creaciones de los nuevos valores del arte post-moderno. Y elegimos la ya famosa Sala Moore's, en donde Mateos se explayó con todo detalle acerca de las características de una de sus favoritas: la famosa composición La perfección de la botella de cerveza, obra de los hijos de un tal Rivera.

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La siguiente foto recoje el momento en que Dori se da cuenta de que el extintor que estaba contemplando era realmente un extintor y no otra obra de arte como habíamos pensado en un principio.

Y aquí, Dori y Mateos contemplando fíjamente mi N70.

... y Pantín.

Y llegamos a Pantín, donde uno se siente rejuvenecido y desea que el tiempo pase muy lentamente. ¡Cuántos de mis cumpleaños habré celebrado yo allí! ¡Y el encuentro de toda la familia el día del santo de Madrina! Allí me rompí un diente haciendo equilibrismo sobre la base de una de las camas, allí nos atrincherábamos los primos en nuestras batallas de zapatos y jugando a Drácula con las botas de Padrino, allí nos ensuciábamos toreando a la Cojita... Ufff, para escribir un libro.

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¡Qué bonito era ver corretear a Laura por el jardín! Mucha gracia nos hizo ver su arrojo y valentía al acercarse a las gatas.

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Y Ari no se quedaba atrás con el "miau". Aquí esta en pose, como diciéndole a la gata: "¡Ey, toro! ¡Aquí, toro!", aunque también parece un soldado espartano en posición de combate.

Y Mamaita, que debía estar recordando todos los días pasados allí. Por teléfono llama muchas veces: "Estamos en Pantín", "Lo estamos pasando estupendamente con Sonsa y Pancho", "Estuvimos en casa de Sesé", "Han venido Lolo, Sara y José", "No queremos irnos de lo a gusto que estamos aquí". Si es que, a falta de Madrina, ¡quién mejor que Sonsa para unir a la familia!

No podía faltar la visita a la playa. Allí estuvimos una horita, en la que pude experimentar la sensación de ser el Rey León en medio de la sabana: viniendo de comer el rape en Cedeira me entró el sueño, y allí estaba yo, tumbado en la arena mientras Silvita, cual leona responsable, se encargaba de cuidar de las dos cachorillas con ayuda de Miguel, también Rey León pero cuya responsabilidad de padre le hizo evitar la siesta. ¡Perdona Silvita, que ya me conoces!

¡Qué bonitos recuerdos! El pozito, la arena blanca, el ruido de las olas y las gaviotas, las anguilas que cogíamos en el riachuelo... ¡Todo! Yo no me cansaba de mirar hacia el océano.

Y por la tarde, después de comer en Cedeira, las sorpresas: llegaron Sara y Pepe, a quienes hacía mucho tiempo que no veía. Se ausentaron un poco, pero volvieron para acompañarnos al resto de los que estábamos en esas añoradas conversaciones familiares alrededor de la mesa en la cocina.

Y Marina y Lolo, que me recordaron que no me veían desde la boda de Bea e Hipo... ¡Qué vergüenza! ¡Con la cantidad de buenos recuerdos que tengo en su compañía! Tantos, que hasta hubo un tiempo en que pasaba por hijo suyo.

Después llegaron Sesé y Mar, que nos contaron con detalle su reciente viaje a la India, para ir a ver a Carlos y, de paso, conocer lo que pudieran de tan grande y distinto país. Me hubiera gustado poder presumir de ellas en este blog, pero esta vez no pudo ser: ¡Me quedé sin batería en el móvil! Con lo que ¡ya hay excusa para repetir!

... Cedeira ...

Hay fotos que, por bonitas, no necesitan ningún comentario.

La siguientes bien sirven para relajarse, sobretodo si se acompañan del recuerdo del olor a ría y el ruido de las gaviotas en un día soleado después de comer en la buena compañía de Sonsa y Pancho.

Fin de semana en Ferrol ...

¡Cuántos meses sin ir por Ferrol! Que yo recuerde, desde las Navidades, pero la visita de Silvita, Miguel, Laura y Ari supuso el mejor acicate para romper esa inercia. Y valió la pena. Al llegar, Ari ya dormía pero Laura me quiso hacer el regalo de esperarme en la misma puerta de casa: me dio una pieza del juego que la entretenía en ese momento y allí estaba yo, tumbado en el Salón de las Novias de casa, construyendo y destruyendo vías férreas para hacer pasar el tren. Una horita pasándomelo como un niño con Laura, hasta que llegó la hora de ir a dormir... ella, claro, que yo me dirigí a La Vaca, a darle un besete a Silvita y Miguel, que fueron oportunamente informados de la existencia de este blog.

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Pasión de tío...

Como reinas de la casa que son, ya están tan acostumbradas a las fotos que miran fíjamente a la cámara sin que nadie les diga nada.

Jueves 3, en Apolo con Luis.

Después de promover una porra en la que poca gente se mojó, se confirmó públicamente la buena nueva de que Luis empezaba en Apolo a partir de mayo. Yo no podía estar mucho tiempo sin hacerle la primera visita con lo que me fui para allí el martes... Estaba cerrado y decidí volver el jueves antes de que llegara la marabunta de vuelta del concierto, para desearle suerte en su nueva andadura profesional y ponernos al día.

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No ha cambiado nada desde los tiempos del Cheyenne, punto de encuentro, diversión y "desengrase mental" durante muchos meses. Creo que he perdido la cuenta de toda la buena gente que allí he conocido. Al estilo Cheers, el local era "nuestro" especialmente los lunes, cuando nos reuníamos "los de siempre" y si alguno fallaba siempre se preguntaba por él.

¡Hay anécdotas de sobra hasta para escribir un libro !

¡Y qué extraño se me ha hecho salir por la noche y no ir hacia allí!

Mucho nos costó encontrarlo pero, busca que te busca, al final conseguimos el CD doble recopilatorio de los grandes éxitos de Manolo Escobar. ¡Qué risas nos echamos en el Cheyenne bailando y cantando "Que viva España" y "Me gustan las mujeres y el vino"!

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Como era su regalo de cumpleaños, estaba así de emocionado: