
domingo, 19 de agosto de 2007
¿Un adiós? No: volveré.

sábado, 18 de agosto de 2007
Distracciones varias.








viernes, 17 de agosto de 2007
En el Puente Carlos.

jueves, 16 de agosto de 2007
miércoles, 15 de agosto de 2007
Por la Ciudad Vieja.
En dirección al reloj, . Reloj.
A las en punto. A las 12. Estropeado. Aplausos.




martes, 14 de agosto de 2007
Martes 14, en la Torre TV y Václavske Námêsti.

Después me dirigí, caminando por un barrio residencial con pocas cosas que ver, hacia Václavske Námêsti o Václavák, la famosa plaza Wenceslao. Además de poder respirar el típico ambiente turístico en distintas lenguas, allí se encuentran muchos edificios de principios del siglo XX dignos de ver: Grand Hotel Europa, Wiehl, Lindt, Koruna, Melantrich (hoy almacenes Mark & Spencer), desde cuyo balcón Václav Hável proclamó el fin del comunismo en noviembre de 1989, etc. Con tantas opciones, ¿por dónde empezar?



Seguí toda la tarde, sin prisas, parándome en lo que me resultaba más curioso o atractivo, como podía ser el tranvía acondicionado como cafetería en medio de la plaza o las elegantes galerías del Palác Lucerna, con su barullo de tiendas y heladerías bajo vidriera de finales de los 40 y con la escultura Kun (Caballo) de David Cérný colgada del techo. Continué callejeando por los alrededores de Nové Mêsto hasta descansar en los tranquilos Frantiskánska zahrada (jardines franciscanos), para llegar después a la vía Na príkopê, donde paré para retomar energías a base de batidos de fresa.

Todos los días llegaba en tranvía a esa plaza con lo que tuve oportunidad de conocerla con detalle. Era curioso el contraste de detalles, la mezcla que había entre edificios señoriales y chiringuitos de perritos calientes, el ir y venir de turistas de todos los países que llegaban a convertirla en un hormiguero que servía de punto de encuentro y de partida para visitar otros muchos sitios.

lunes, 13 de agosto de 2007
Lunes 13, llegada a Praga.
Nada que reseñar sobre el viaje: Barcelona-Milán con Iberia y Milán-Praga con Alitalia. Durante todo el trayecto lució un sol veraniego que me hacía pensar que volvería a casa con un buen moreno. Por lo demás, me pasé todo el tiempo mirando por la ventana y leyendo detalladamente uno de los libros que llevaba sobre Praga.
El aeropuerto de Prague-Ruzynê estaba más vacío de lo que esperaba, cambié euros por coronas (cz) en uno de los bankomati y mientras me fumaba el primer pitillo en muchas horas iba pensando sobre cómo ir hasta el hotel. Con la gestión de uno de los empleados y considerando que poco podía ver durante el trayecto en bus en una noche oscura, me decidí por el taxi y en 20 minutos ya estaba en el hotel. ¿Y qué hacer una vez desembalada la maleta? Pues irme andando al centro de Praga, a cenar en la famosa Plaza Wenceslao.
sábado, 11 de agosto de 2007
Sábado 11, inicio de mis vacaciones.

