El lunes 2 de julio quedé con Szymon para comer. Vendría con su madre y su hermana y sería casi la última vez en que nos podriamos ver antes de su retorno a Polonia. Puntual como siempre, intentamos divertirnos un poco a costa de alguno de los típicos platos gallegos.
.
A saber: su hermana no se atrevió con el pulpo. Siempre me ha hecho mucha gracia la cara que pone la gente cuando se le dice que eso se come. Si lo hubieran visto expulsando tinta vivito y coleando sus tentáculos... eso ya ni hablar.
Lo que sí que se atrevieron a probar fue la vieira. Aunque hubo truco: a Szymon se le ocurrió decirles que esa cosa roja que asomaba al lado del cuerpo central era zanahoria... Y sí, ciertamente, reconocieron que estaba muy buena aunque la madre miraba a Szymon como diciéndole: ya hablaremos de esto en casa, ya... je, je.
Pasaba el tiempo y, sin darnos cuenta, nos dieron las 7 de la tarde... Ya llegaba el momento de irse, que tenían que hacer las últimas compras por la ciudad antes de que cerraran las tiendas.
De Szymon me impresiona lo muy bien aprovechada que ha sido su experiencia Erasmus en Santiago de Compostela: no sólo se tomó muy en serio el aspecto académico y lingüístico, también visitó todos los lugares y ciudades que pudo, sin desperdiciar ocasión alguna para conocer con todo detalle las costumbres y tradiciones españolas. ¿Cómo serán las de su tierra? Algunas conocí durante la Pascua polaca el pasado mes de marzo y espero conocer otras muchas cuando me deje caer por allí algún verano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario