Y llegó el 25 de julio, día de Santiago Apóstol, patrón de Galicia y de toda España, con lo que algo había que hacer por la noche, además de lo que conviene hacer a lo largo del día. Por la experiencia de otros años, habría que seleccionar bien a donde ir, porque esa noche puede llegar a convertirse en especialmente agobiante.
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Calo llamó diciendo que venía desde Ferrol a ver los Fuegos y Javi me dijo que Sonia y Andrés también estarían por Santiago por el mismo motivo, con lo que ya había plan: callejeo por la zona vieja, cerveza y tapeo en el San Clemente y búsqueda de un sitio para cenar.
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El elegido fue el restaurante Abellá, en el Franco, donde tuvimos que apurar el raxo, la tortilla y los mejillones porque iban a dar comienzo los Fuegos a las 12... aunque pudimos comprobar que habían empezado 15 minutos antes... Desde la avenida Rodrigo de Padrón intentamos al menos disfrutar de los últimos cinco minutos. No estuvo mal, pero lo cierto es que creo que ahora ya sólo los preparan para ser televisados y vistos desde el Obradoiro.
Estando allí recibo la llamada de Miguel que, como el año anterior, se había dejado caer por Santiago esa noche desde Avión, con un buen grupo de amigos. Después de una cerveza en el Moore's, nos encaminamos hacia la Alameda, pensanso Calo y yo en cómo seríamos capaces de encontrarle entre los miles de jóvenes que se encontraban allí haciendo botellón. Con la ayuda del Custodio, que usó la moderna tecnología de los móviles 3G, lo encontramos.
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