
Siempre es cosa buena el poder ir al
Auditorio de Galicia. El Papá estaba en Orense y Mamaita tenía dos entradas, con lo que me vino a buscar pasadas las 8 de la tarde, para llegar con tiempo a escuchar un repertorio de Mozart, dirigido por el holandés Frans Bruggen, que incluía la obertura de
La Flauta Mágica, la
Sinfonía nº 39 y una pieza de clarinete
de bassetto. Como curiosidad, el clarinete lo construyó quien tocó la pieza, Eric Hoeprich, en base a modelos de finales del siglo XVIII. Esta modalidad fue cayendo en desuso, con lo que este concierto es una aproximación a la concepción original de Mozart. Un comentario del folleto: el clarinete era el instrumento masónico por excelencia y
La Flauta Mágica un tratado de iniciación a la secta.
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