Rabia me dio no poder ir ese día a Pantín. Un año antes ya se intentó organizar pero las circunstancias hicieron que se dejara para otra ocasión. Pocos éramos los que faltábamos, pero aún así estuvimos presentes y vía telefónica pudimos felicitar a Pancho, al que habían engañado de muy buenas formas para que no se diera cuenta de las decenas de personas que le esperaban en su fiestón sorpresa, un día antes de su cumpleaños.
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