¡Por fin empezaban mis vacaciones! Las había planificado poco tiempo antes y, después de barajar posibles destinos, no dudé en elegir Praga. Tan bien me habían hablado Mamaita y Silvita de esa ciudad imperial, que iba con muchísimas ganas de conocerla a fondo. Por la mañana salimos toda la familia en dirección a Santiago, para comer en Monte da Condesa. Y después partimos en coche Silvita, Miguel, Laura, Ari y yo en dirección a Madrid, donde pasaría la noche.
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La estancia iba a ser necesariamente breve, pero ese día tuve tiempo de saludar al tito Rafa, que vendría a la mañana siguiente de visita, jugar a los puzzles con las pequeñas e intentar darles la sopita y salir de terrazas por la
Castellana con un par de amigos.

Con el buen tiempo que hizo al día siguiente no podía faltar la sesión de piscina con Laura y Ari. Tres añitos Laura y uno y medio Ari: ya sé que les encanta nadar pero, siendo tan pequeñas como son, la verdad es que me parece increible el arrojo que tenían dentro del agua.
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