Hay ocasiones en que uno va al cine sabiendo con lo que se va a encontrar. Y no le importa porque es eso lo que le apetece en ese momento, bien sea porque era lo que tenía elegido previamente o bien por exclusión. Este es el caso cuando fuí a ver Imparable. La trama, da igual si está relacionado con aviones, trenes, autobuses o barcos, ya está tratada numerosas veces en películas de desigual calidad. De ahí el reto de conseguir mantener el interés ante la posibilidad de que el comentario final sea: "una más". No es el caso. La estupenda actuación de Denzel Washington, una buena dirección y las posibilidades que ofrece la técnica moderna lo consiguen. Trailer.
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