¡Casi cuatro meses sin parar de llover! Desde hacía 10 años no se veía algo similar pero el Sol salió y había que aprovecharlo. Las terracitas volvieron a llenarse, los abrigos se dejaron de lado, el paraguas quedó en casa y... la Alameda -con una temeraria rana en el estanque- esperaba para el deseado paseo con buenos libros bajo el brazo. Elegí un par, una novela de un autor de Timisoara y una crónica de La caída del Muro de Berlín que me regaló el Papá por Navidades y tenía mucho interés en leer tras ver Goob bye, Lenin!
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario