martes, 6 de octubre de 2009

Sesión de cine: "Gamer" y "Distrito 9".

Pensé que iba a ser sólo una película futurista de acción, pero me equivoqué. Era eso... y mucho más. En 1984, de Orwell, una especie de Gran Hermano obligaba a los demás a someterse a un control absoluto de sus vidas. Se han hecho programas de tele-realidad y alguna comedia simpaticota en donde uno se somete a esa vigilancia voluntariamente, pero la novedad en Gamer es que se entrelazan las dos situaciones: los que "se venden" y unos presos de alta seguridad, condenados a muerte, que son dirigidos a través de un chip por ricos adolescentes como si de un videojuego se tratase, para intentar lograr su libertad si llegan a la última etapa. Unos forzados a hacerlo; y otros que, cuando voluntariamente lo hacen, en realidad están renunciando a ámbitos de libertad difícilmente recuperables después.
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Dirigida por un sudafricano, Distrito 9 es una parábola de tono kafkiano sobre la tolerancia, los prejuicios sociales y la obediencia ciega al "sistema". Los alienígenas, acogidos en la Tierra por motivos humanitarios, acaban confinados en guetos. Su rápido crecimiento demográfico y sus rudimentarias costumbres provocan su traslado a campos de concentración. Mientras tanto, se experimenta con ellos con la pretensión de conocer el abc de su armamento. Un burócrata que cree en la propaganda pública oficial tiene un accidente y empieza a experimentar una metamorfosis progresiva, convirtiéndose él mismo en fugitivo del sistema.
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